Ariel Maidana has produced a Spanish fan-translation of Printcrime, the short-short story that opens my latest collection, Overclocked. Like all the stories in that book, Printcrime is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-ShareAlike license that encourages readers to play with, remix and adapt the text.
Los policías machacaron la impresora de mi padre cuando yo tenía ocho años. Recuerdo su olor como de papel film recién salido del microondas, y la mirada de feroz concentración de Pa cuando la llenaba con pasta fresca, y el aire cálido, como recién horneado, de los objetos que salían de ella.
Los policías entraron por la puerta agitando sus porras, uno de ellos recitando los términos de la orden de allanamiento con un megáfono. Uno de los clientes de papá lo había vendido. La ipolicía pagaba en fármacos de alta calidad — mejoradores de rendimiento, suplementos para la memoria, estimulantes metabólicos. La clase de cosa que cuesta una fortuna sin receta; la clase de cosa que podrías imprimir en casa, si no te importara el riesgo de tener tu cocina llena con una súbita aglomeración de cuerpos grandes y robustos, grandes porras agitándose en el aire, machacando a cualquier persona o cosa que se pusiera en su camino.